No puedo ser Dédalo sin una vela tuya en mi casa

Me preguntaste que qué pasaba si no sabíamos volar,
si algún día la humedad puede derrumbar las casas junto al mar,
si la arena y la brisa borrarán al final cualquier grafiti,
si en dos meses estaré escribiendo
sobre viajes en alguna otra carretera,
sobre algún otro mar...

Me comentas que construir en la playa no es fácil,
hacen falta permisos, papeles, trámites,
que hoy en día los taxistas no hablan de leyendas,
sino de asaltos, de los sitios que no son sitios,
y de problemas...
que las jaulas de oro no dejan de ser jaulas
por no tener cerradura,
que haría falta que no tuvieran barrotes,
que es tarde para ir al trabajo, que no hay tiempo para soñar.

Me recuerdas que cada sonrisa despierta una pregunta,
que cada mano es también un dedo acusador,
que las calles son monstruos, donde acecha un mundo
donde...
yo...
no...
existo.

Me afirmas que no puede sostenerse una casa sin paredes,
me hablas de la ley de gravedad, del equilibrio de las cosas,
maldito el día en que Isaac Newton
abrió oficinas para auditar los sueños.



NO TE CREO



Yo sigo en el laberinto, sentado mirando el cielo,
escribo estas líneas en las paredes,
llenas de grafitis, llenas de vueltas a la izquierda,
mientras recuerdo,
y pienso en lo increíble que sería volar hasta tocar el sol...