Exor-cidios

Escrito con tinta azul en el borde del menú de un café.

1. Comprábamos recuerdos guardados en botellas de formol, para que los gusanos no acabaran con ellos. Nos dijimos la verdad a cuentagotas, pequeñas dosis en días y días de conversación, como quien se inmuniza contra algún veneno mortal. Nos acostábamos al pie de las fuentes, regalábamos nuestros juguetes, dormíamos en los parques, hasta que no tuvimos más juegos en las manos, sólo un frío mortal, bajo las cobijas.

2. Venimos de otro tiempo. Fumábamos en los cafés, nos mentíamos a la cara, tomábamos cerveza después de las dos de la mañana. Nos clavamos cuchillos en la espalda, demasiado grandes para la espalda de un adolescente. Hoy nos odiamos por costumbre, aunque los cuchillos, tan pequeños como agujas, hayan caído casi inmediatamente al contacto con los verdaderos latigazos. No fue extraño que al terminar ninguno de los dos se levantara a pagar la cuenta.

Escrito con lápiz labial rojo, en el espejo de un hotel de paso.

1. Caminábamos por las calles sin tomarnos de la mano, guardábamos tantos secretos ajenos que acabamos por crear unos propios, nunca aprendimos a vivir bajo la luz del sol.

2. Rompíamos vidrios de los coches en los cruces de autos, nos sentábamos en puentes amarillos y dejábamos colgar nuestros pies. Lo único que nos salvó de caer fue mantener apretadas nuestras manos y nunca mirar hacia abajo, nunca mirar atrás...

Escrito con aerosol verde, junto a una tienda de zapatos.

1. Pintaremos grafittis en las orillas de todas las avenidas. Comeremos a destiempo, pariremos con dolor, nos desgarraremos el uno al otro. Nos olvidaremos que existimos, hasta que finalmente dejemos de exisitir.

2. Un día espero encontrarte allá, del otro lado de todo esto. Más allá de los escombros.