Un hombre camina en el desierto. Siente el frío del chaleco de explosivos haciéndole cosquillas en el vientre y las costillas, bajo la camisa. Observa los remolinos en la arena mientras camina hasta donde no haya ninguna criatura o planta cerca. Sus restos atraeran a algunas criaturas a ese punto. Llevando vida a un lugar donde no la había antes. Ese pensamiento lo consuela un momento antes de activar el mecanismo.
Los periódicos lo recuerdan como el más incomprensible acto terrorista de la historia, especulan sobre lo que puede haber bajo el desierto, encontrando ahí, ¿qué más? Petroleo, poco después.
Los amigos de ese hombre, siempre llenos de ideas nuevas y maravillosas, crean mil historias y explicaciones que casi inmediatamente rebasan a la verdad, y poco tiempo después la reemplazan.
Creo que las mejores cualidades de ese hombre se hicieron evidentes después de que desapareció en pedazos.
Desaparecer en mil pedazos fue ser cortés con la gente que lo buscó. Permitiéndoles a todos la oportunidad de encontrarlo, en vez de sólo a uno de ellos.
Twin Peaks: El retorno
Hace 6 años